Trully era perrita muy salada, que estando un día de paseo por el parque conoció un perrito muy mono y majetón. Empezaron así una bonita historia de amor. Con el paso del tiempo se fueron a vivir juntos pero, lo que no sabía Trully, es que, ese perrito tan majetón por las noches roncaba como si se convirtiera en un oso, era un horror, noches en vela, pero ese perrito era tan tan majo y salado, así que probó muchas tácticas y métodos, hasta se fue a comprar las tiras nasales, que no funcionaron, desesperada estuvo buscando todo tipo de remedios, hasta que; un día un amigo le regaló una bruma de almohada, de la que había oído hablar mucho pero era recelosa.